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El coyote y el gato montés, leyenda Kumiai

El coyote y el gato montés.

El gato montés y su esposa estaban en su casa cuando vieron al coyote pasar pidiéndoles algo que comer. Ellos amablemente lo recibieron, le dieron comida y lo invitaron a vivir con ellos por unos cuantos días.

 

El gato y el coyote diario salían de cacería para conseguir algo que llevar a casa. Un día no encontraron nada que cazar, entonces el coyote decidió engañar al gato diciéndole que había encontrado un hueso en el fondo de un acantilado. El gato, confiado se asomó para poder ver el hueso, cuando de pronto el coyote le dio un fuerte empujón arrojándolo hacia el precipicio. El coyote esperó hasta ver que el gato no se moviera, entonces bajó, le arrancó la piel usándola de disfraz y después le sacó el hígado.

 

El coyote,  al regresar a su nuevo hogar le dio el hígado

a la esposa del gato montés para que lo cocinara. Ella, al creer que el coyote disfrazado era su esposo, rápidamente le preparó la comida y la sirvió sobre la mesa. El coyote, como si no hubiera comido en años comía un plato tras otro. La gata observaba que rápido lo hacía y se preguntaba si algo raro había pasado; al darse cuenta de que el coyote disfrazado no era su esposo sintió mucha furia y tomó la decisión de huir al cielo. Cuando llegó a lo más alto, con su cabello hizo una cuerda y se la arrojó al coyote diciéndole que subiera. Él, creyendo que por fin la gata lo había perdonado subió y subió alegremente. Cuando estaba a punto de llegar con la gata, ella cortó la cuerda diciéndole que nunca le perdonaría lo que le había hecho a su esposo, entonces el coyote cayó y cayó aullando como si se escucharan mil coyotes cayendo, ya que estaba muy triste y su dolor era inmenso. Desde entonces cuando un coyote aúlla lo hace como si fueran muchos esperando que la gata algún día los perdone.

LEYENDA KUMIAI.

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